domingo, 23 de octubre de 2011

Yo te amo, Señor, mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi liberador. La peña en que la que me amparo, mi escudo y mi fuerza, mi Salvador. Las olas de la muerte me envolvían, me aguardaba la ruina, pero el Señor venció. Tu eres la Luz que me ilumina, quien abre mis caminos, Tu eres mi Dios. Cuando yo invoqué tu Nombre, con mano poderosa me salvó tu amor. Son perfectos tus caminos, tus manos me sostienen, tu eres mi rey. En el Templo se escuchó mi voz, clamé al Señor, clamé por ti, en mi angustia; extendiste tu mano y no caí, no caí.
Tu poder del enemigo me libró.