domingo, 5 de mayo de 2013

"Es preciso ser un pueblo verdaderamente fuerte, fuerte no solo por las armas,-lo cual es muy poco,- sino fuerte por la energía y la nobleza del carácter de todos, desde el mas humilde hasta el más grande. La castidad, la firmeza, la dignidad de la vida, debieran enseñarse y se debieran desarrollar incesantemente en todos. La mujer, cuya inmensa misión e influencia los franceses no comprenden aún, y que ella misma desconoce con frecuencia, debe, desde ahora y al darse cuenta de ello, consagrarles su vida. Retroceder ante el deber y el sacrificio es una cobardía. Y es un deber ocuparse de aquellos a quienes las circunstancias han favorecido menos que a nosotros, con relación a la fortuna, a la educación; es un deber cultivar constantemente la propia inteligencia, fortalecer su voluntad, convertirse en un ser de criterio y firmeza; es un deber considerar la vida alegremente y afrontarla con energía. Es un deber, finalmente, saber emplear el tiempo y no desconfiar del porvenir. Y todo esto la mujer lo puede. Por la misma razón que el hombre, ella es un ser inteligente capaz de obrar y de amar; puede, pues, dignamente reclamar su derecho al deber, siendo preciso tan sólo que venga a buscar su fuerza al manantial de toda fortaleza, y para robustecer su inteligencia, que la acerque a la Inteligencia Suprema. Pero, todo esto es igualmente necesario al hombre. Tampoco él puede nada sin Dios, y las naciones grandes y fuertes son aquellas que han colocado a Dios como base del edificio social y nacional. Más para ello es preciso que sea verdaderamente Dios y un puro sentimiento religioso, y no la explotación del más grande de todos los sentimientos. Es preciso que Dios viva en los corazones y en las existencias, y que la libertad religiosa sea absoluta. La palabra "creer" significa una adhesión de todo el ser, incompatible con la intolerancia religiosa.
Mi deber de "francesa" será siempre para mí tan sagrado como mi deber de "cristiana", mejor aún: el uno comprende y supone el otro. Pero yo confío, que uno y otro serán siempre comprendidos por mí en su sentido más amplio y más grande."

Elisabeth Leseur
30 de Julio de 1900. Publicado en "Diario y pensamientos de cada día"