martes, 15 de enero de 2013

Gracias a Dios tengo sólo cinco sentidos...

Ir caminando y oler ese olor peculiar, que me transporta a tu mundo donde todo es sencillez. Donde me imagino cada gesto, cada palabra...
Y derrepente veo una sonrisa, que me recuerda esa imagen, ese momento...Ese instante captado para siempre donde tus dientes se exhibían y daban más luz que cualquier iluminación que pueda brindar un electricista de alto nivel.
Y puedo sentir mayor satisfacción al tocarte aunque sea la punta del pelo, que al sentir el viento en mi cara, que al sentir mis manos frías, que al saciar mi sed.
Puedo saborear el gusto de lo simple, de todo aquello que aprendo a medida que el tiempo transcurre. Puedo saborear dulzura en vez de amargura. Puedo saborear el gusto de lo nuevo, de lo que no sé, de lo que quiero saber...
Escucho una melodía armoniosa, una melodía que me llena el corazón, que hace que mi alma se envuelva en una danza infinita que no quiero dejar de bailar. Y cuando menos lo noto, puedo diferenciar palabras dentro de esa melodía. Es en ese momento en el que me doy cuenta de que esa melodía es tu voz.

Gracias a Dios tengo sólo cinco sentidos...porque si tuviera más pasaría la vida describiendo cada uno...Y si sólo cinco hacen que sienta tantas mariposas tantos bichos en mi estómago, ni me imagino diez, trescientos o veinte millones de sentidos lo que me harían sentir...

Sería un placer.