domingo, 29 de agosto de 2010

El azar es la metáfora perfecta, de quien le busca inspiración a la tristeza, el destino es la cuartada sigilosa, de quien lo pretende todo y nunca acierta. Mientras el destino asoma su perfil, el presente se debate con la muerte, como quien se juega el todo por el todo. Como una moneda puesta al viento, jugando siempre, apostando siempre. A cara o cruz, ante la encrucijada revisas las cosas que pudieron pasar, y que se suspendieron, por verlas, girando en el viento. A cara o cruz, te jugaste los besos, los sueños, el llanto y la cordura mortal de ignorar el futuro, y no escoger al amor de tu vida. A cara o cruz, mientras que en la ventana se escurre el tiempo.