viernes, 25 de junio de 2010

Vivimos en un mundo en el que aunque muchos sean felices, no todos lo son. Hacen la guerra para hacer la paz, ¿cual es el sentido de eso? no lo tiene. Gente que vive en las calles, desamparada, sin tener para comer, sin poder evitar pasar una noche de frío en este otoño de hielo. Nadie piensa en ellos. Muy seguido me suele suceder que veo a alguien, a gente, mucha gente, caminando ligeramente por las calles de la ciudad como máquinas sin destino, no saben lo que buscan, no saben ni a donde se dirigen, pero siguen, siguen su camino como si nada, porque si paran para pensar, se pierden, se desorientan porque no saben a donde ir. Y me causa intriga, la curiosidad me invade, y a ves me pregunto que será de la vida de los demás, que diferencias habrá con mi vida, y se me pasan todo tipo de preguntas, desde cual será su nombre hasta cual su profesión, desde que buscan, hasta adonde van, desde que vida llevarán y si aún tienen la dignidad y conciencia de pensarlo. Nadie se toma un tiempo para parar y decirse por un momento ¿que estoy haciendo yo acá? ¿ a qué vine? ¿de dónde vengo? ¿ a Dónde voy? ¿qué quiero? ¿cual es mi objetivo? ¿Qué será de la vida de los demás? ¿quien soy yo realmente? Y si no pensamos, nada toma sentido, porque seguimos viviendo la vida como máquinas de trabajo, máquinas que funcionan y que la batería al parecer nunca se nos acaba, porque siempre pensamos que podemos, hasta a veces llegamos a mentirnos, y por creernos, fallamos. El mundo no va a cambiar porque alguien sea sincero con uno mismo y con los demás, porque hay que parar de mentirse solo, para aprender a ir con la verdad siempre. Y el mundo no cambia, las palabras indecisas y preocupantes que se escriben una y otra vez, las miles cosas que no se dicen, no van a cambiar el mundo si salen a la luz. ¿Qué puede pasar? La gente va a seguir así de alborotada, va a seguir sin saber adonde van. A veces siento que encantaría ir a un lugar en que ya no se pueda caminar, en un nudo de gente, parar a todos por un segundo y preguntarles. ¿A dónde van y para qué? Me encantaría saber su respuesta. Buscar a un hombre, con trabajo, de algún pueblo, y preguntarle ¿quien sos? y me encantaría saber su respuesta. A veces me gustaría preguntarle a un niño. ¿sos feliz?¿ que es lo que te hace ser feliz? Y me encantaría saber su respuesta, Y una vez más, entre miles y miles de preguntas que me hago, con palabras que van y vienen, que nadie escucha, que todos pisan y que nadie ve, me encantaría preguntarle al mundo ¿que nos está pasando? Y amaría saber su respuesta.