martes, 15 de junio de 2010

Tengo defectos, lo admito. Vivo mis días sin saber mi estado de ánimo. Ante el mundo río, sonrío, hago reír. Soy caradura, y expresiva. Coincido en lo último, algo muy cierto. Pero creo también, que ante el mundo, soy la más feliz, aunque sé que no es así. Odio llorar cuando hay gente, y que todos me pregunten qué me pasa, y a veces me suele suceder que cuando estoy mal y me preguntan: "¿cómo estas?" SIEMPRE contesto "Bien." Como si nada me pasara, como si estuviera como todo el mundo me ve día a día, con una gran sonrisa, mostrando mis dientes alegremente. Pero cuando estoy triste, suelo hacer como si nada, pocos se enteran lo que me pasa, cuando hay un motivo, obviamente. Pero cuando no lo hay, hago como si nada. Quizás si sos una persona que me conoce mucho, te das cuenta, pero normalmente eso no pasa. La gente me molesta, me hace chistes y yo, histérica caprichosa, celosa y pesada, no aguanto que me hagan eso cuando NO estoy de humor, porque creen que estoy bien. Aveces me pasa, a veces no. Aveces soy feliz, cuando realmente lo estoy. A veces estoy triste y lloro, porque en verdad me paso algo malo, y cuando estoy sin un ánimo en especial, cuando sonrío levemente, con esa sonrisa falsa e hipócrita, no demuestro ni trasmito la alegría que suelo llevar, porque en realidad, no la poseo. Y así paso mis días, vivo cada día, cada hora, minuto, segundo. Esperando, que la felicidad me cante al oído su alegría, y esperando, que cada lluvia, se lleve mis malestares.